martes, 5 de junio de 2012

Los niños poderosos


Érase una vez una niña llamada Ángela, que descubrió que tenía poderes. Ella vivía con sus padres, hasta que ellos se dieron cuenta de sus poderes y la llevaron a un hospital. Allí había unos hombres que secuestraban a todos los niños que tenían esos poderes. Ellos los querían a todos juntos y poder hacer con ellos lo que se les antojase.

Esos hombres le dijeron a sus padres que se la iban a llevar a un lugar donde iba a estar segura y la iban a curar. Los padres confiaron en lo que les dijeron esos señores.

Pero ellos no la podían curar, ni a ella ni a todos los niños que había así. Ángela sabía que esos hombres no la iban a curar.

La llevaron a un lugar muy grande donde tenían a muchos más niños y niñas como ella. Se hizo amiga de un muchacho más o menos de su edad, llamado Carlos. Él estaba esperando una oportunidad para escapar de allí. Juntos planearon cómo salir de ese lugar. En unos días, Ángela y Carlos escaparon de allí, llevándose también a una niña pequeña a la que Carlos le tenía mucho cariño, llamada Carmen.

Los hombres se dieron cuenta de que faltaban tres niños y salieron a buscarlos. Ellos ya estaban en el pueblo y allí se encontraron con un hombre que tenía un niño pequeño, llamado Lucas, que también tenía poderes y estaban tratando de huir de ese pueblo porque allí podía que se llevaran a su hijo.

Todos estuvieron en un parque donde se encontraron con una mujer llamada Azucena a la que le habían quitado su hija, que también tenía poderes. Azucena se unió a ellos y todos escaparon de ese pueblo. Azucena se encariñó con todos y, en unos meses, ya eran como una familia. Ellos tenían que fingir que eran una familia para que nadie descubriese que los niños tenían poderes.

Una señora llamada Rosa les dejó en alquiler una casa a ellos. Días después, todos salieron a pasear y conocer el pueblo en el que estaban viviendo. Encontraron un niño de sólo 16 años aproximadamente, al que su familia lo había rechazado porque decían que era un niño raro. Al niño, llamado Fabián, lo acogieron en la casa fingiendo que era un primo de los niños y sobrinos de ellos y que había ido a pasar unos meses con ellos.

Nadie podía tener pista de nada, pues llamarían a la guardia y a los niños y se los llevarían con los hombres que tienen a los niños con poderes.

Azucena,  a la tarde siguiente, salió a buscar trabajo y el vecino le dio trabajo de secretaria en su oficina. Azucena empezaba al día siguiente y aprovechó esa tarde para ir al pueblo en el que antes vivía a ver si encontraba pistas sobre su hija, Alba, a la que se llevaron una noche de tormenta. Azucena echaba mucho de menos a su hija y algo le decía que algún día volvería a estar con ella porque su hija veía el futuro y le dijo que un día iban a ir a la nieve con personas que no conocían y esas personas son con las que vive ahora.

Marco, el padre de Lucas, a la mañana siguiente fue a matricular a todos los niños en el colegio, pues tenían que parecer una familia real. En ese colegio le dieron trabajo de maestro, y estuvo trabajando un largo tiempo.

Carlos era muy problemático, era pasota y siempre quería ir a su bola, como él decía. En el colegio tenía que portarse bien porque si investigaban los colegios donde había estado y demás, descubrirían que no son una familia en realidad y que Carlos no había estado nunca en la escuela, sólo de pequeño. Llevaban tan sólo una semana de colegio y Carlos ya estaba dando problemas. Marco, el padre de Lucas, le dijo que tenía que empezar a portarse bien o todos descubrirían su gran secreto. Carlos y Ángela estaban empezando a enamorarse.

Meses después, ya les iba todo mejor y una tarde, Azucena y Marco fueron al lugar donde tenían secuestrada a su hija. Azucena la vió nada más llegar. Vio a Alba, estaba jugando con otros niños. Azucena la cogió, salieron a correr, se montaron en un coche y se fueron.

Todos los hombres metieron a los niños dentro y cerraron. Salieron detrás de ellos e, intentando alcanzarlos, estos hombres tuvieron un accidente donde todos murieron.

Los niños que estaban en ese lugar fueron devueltos a sus padres, gracias a Azucena y Marco, que sabía que estaban allí y buscaron la manera de localizar a todos los padres.

Azucena y Marco estaban enamorados el uno del otro y su amor fue correspondido. Estos se fueron todos a vivir a un chalet donde fueron todos muy felices, ya que no tenían que temerle a esos hombres ni a que se fueran a llevar a los niños, pues esos hombres ya no vivían para quitarle los niños.
FIN.
Autora:
Paqui Torres Prado. 3º ESO.

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